Nacional  La Semana que vivimos - Del 31 de julio al 27 de agosto de 2000 - Número 170  

La clave es el diálogo, pero
nadie sabe dónde hablar

Amalia Casado.- El foro que presentaba Josu Jon Imaz estaría presidido por los principios de ausencia de violencia y respeto a la pluralidad, a todos los proyectos políticos y a la voluntad de la sociedad vasca. “Eso es el Pacto de Ajuria Enea”, comentó el ministro Mayor Oreja.

Bajo esa fórmula, el Partido Popular vasco podría participar en el foro, ya que, hasta aquel momento se negaba porque se invitaba y exigía la presencia de HB. Pero la ilusión duró poco. Que el rechazo a la violencia fuera el único requisito para formar parte de aquella mesa de diálogo era enterrar definitivamente el Pacto de Lizarra, y así lo habían entendido Mayor Oreja y el portavoz parlamentario del PSOE, Jesús Caldera. Sin embargo, el lehendakari, Juan José Ibarretxe, en unas declaraciones no exentas de ambigüedad, dejó al descubierto una vez más la división interna del PNV entre quienes quieren abandonar definitivamente el Pacto de Lizarra -postura que abanderan Iñaki Anasagasti y Josu Jon Imaz- y quienes defienden la tesis contraria, la del portavoz del PNV, Joseba Eguibar.
Tomó partido Ibarretxe por la posición de éste último al negar la posibilidad de abrir un diálogo entre fuerzas políticas que excluyera a HB y que no contemplara como punto de partida el respeto al ámbito de decisión vasco, esto es, el reconocimiento de la independencia futura del País Vasco. “Estamos donde estábamos antes del verano”, afirmaron fuentes de La Moncloa.
Sin embargo, el apoyo férreo del PSOE a la política antiterrorista del Gobierno, que los dirigentes solicalistas no dudan en hacer público en sus múltiples intervenciones, dio su fruto. El jueves 17 de agosto, el ministro de Interior, Jaime Mayor Oreja, hizo público el comienzo de una ronda de diálogo con los representantes de todos los partidos democráticos, incluidos el PNV y Eusko Alkartasuna.
Los interlocutores del PSOE y del Gobierno en la lucha antiterrorista han conversado con profusión sobre la importancia de la unidad de los partidos democráticos y el aislamiento de ETA y de su entorno como condición indispensable para acabar con el terrorismo. La sociedad así lo reclama, pero el Gobierno también ha dejado claro que “en la ronda no vamos a ser más concesivos que los críticos del PNV, que han reclamado a sus líderes la ruptura con Lizarra”.

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Última actualización: Domingo, 27 de agosto de 2000