El G-8 estudia el conflicto por la deuda externa de los países pobres
Pablo Fernández.- La reunión de los siete países más industrializados del mundo más Rusia el fin de semana pasado en Okinawa (Japón) fue poco trascendente. El G-8 reconoció que es necesario perdonar la deuda externa del Tercer Mundo.
Todo quedó en buenas intenciones y no se acordó nada concreto. EE.UU. y Rusia sí llegaron a un acuerdo para controlar la proliferación de armas. El G-8 puso sus ojos el fin de semana pasado en los Estados más pobres. En la cumbre celebrada en Okinawa, los integrantes del G-8 (Japón, Estados Unidos, Alemania, Francia, Reino Unido, Canadá, Italia y Rusia) se pararon a reflexionar sobre el problema del Tercer Mundo. Las superpotencias reconocen que la deuda externa que arrastran los países pobres es la culpable de que éstos no puedan salir de la situación de miseria en que se encuentran. Por ello, el G-8 se comprometió a aumentar sus esfuerzos para lograr el perdón de esa deuda.
Sin embargo, este compromiso no se ha plasmado en acuerdos. Las ocho potencias consideran válida la iniciativa puesta en marcha en 1999 en Colonia. Entonces se decidió perdonar 100.000 millones de dólares (17,8 billones de pesetas) de la deuda de 41 países empobrecidos. Pero este plan no ha resultado efectivo porque el Fondo Monetario Internacional (FMI) impone unas condiciones muy duras para poder beneficiarse del perdón. Hasta ahora, tan sólo nueve Estados lo han conseguido.
Estados Unidos y Rusia sí aprovecharon la cumbre y se pusieron de acuerdo en asuntos armamentísticos. Decidieron ampliar la colaboración que ya tenían para controlar la proliferación de nuevas armas estratégicas, como los misiles. Sin embargo, ambos países siguen enfrentados a causa del plan de defensa antimisiles que el Pentágono propone para defenderse de posibles ataques de países como Irán o Irak.
Además, se aprobó una Carta de la Información Tecnológica en la que las ocho superpotencias analizan la incidencia de las nuevas tecnologías de la información en la economía mundial. En la Carta se afirma que Internet acelerará el crecimiento económico mundial pero que también agrandará aún más la distancia que separa a ricos y pobres. Por ello, el G-8 acordó contribuir a la introducción de estos adelantos en el Tercer Mundo.
[23-7-2000]
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