ECONOMIA.- El VII Congreso Confederal de Comisiones Obreras (CC.OO.) ha fijado el relevo entre Antonio Gutiérrez, el secretario general que abandona el cargo, y su sustituto, José María Fidalgo. El sector crítico que protestó el balance de gestión anunciado por Gutiérrez, no puso tantos problemas al nombramiento de Fidalgo como su sucesor. El hecho de que tras el recuento de votos, siete representantes de dicho sector se encontrasen en la Ejecutiva del sindicato calmó los ánimos.
En su discurso de despedida, Gutiérrez pidió al otrora amigo y ahora uno de sus más feroces críticos, Agustín Moreno, que se retirase junto a él y abriese la puerta a gente nueva. Además, hizo un guiño a su más que posible llegada al mundo político. "No quiero estar en la sombra para acabar convirtiéndome en un fantasma". Con una clara referencia a Felipe González, el ya ex secretario general de CC.OO. dejó abierta una opción a su entrada en el mundo de la política. Sus acercamientos al Partido Socialista y su apoyo explícito a Cristina Almeida, alimentan los rumores sobre su posible incursión en este partido, necesitado de savia nueva pero experimentada.
Mientras, José María Fidalgo, hasta ahora encargado de las relaciones institucionales del sindicato y nuevo secretario general, habló sobre sus intenciones al frente de CC.OO. Como firme defensor del diálogo, Fidalgo lo mantendrá como una de las bases de su política. Además, se recupera la ilusión de la unificación de los dos sindicatos mayoritarios: la Unión General de Trabajadores y CC.OO.
[15-4-2000]