Roberto Díaz Yagüe.- Doce peritos expresaron el pasado miércoles ante el Tribunal de la Audiencia Nacional que juzga el caso Lasa y Zabala sus opiniones sobre la identidad de los cadáveres encontrados en 1985 en Busot (Alicante) y sobre la causa de su muerte y la posible tortura previa. Además, también analizaron las lesiones padecidas por el testigo protegido "1964-S" y las condiciones psíquicas en las que se encuentra el acusado Felipe Bayo.
Sobre la identidad de los cuerpos, los forenses del Instituto Nacional de Toxicología que hicieron las pruebas genéticas en 1995 confirmaron que los cadáveres eran José Antonio Lasa y José Ignacio Zabala, ya que la prueba del ADN lo confirmó con un porcentaje casi del cien por cien. Los forenses no mostraron el mismo convencimiento a la hora de certificar si Lasa y Zabala fueron torturados antes de morir, aunque todos reflejan en sus informes el sufrimiento padecido por los dos jóvenes en sus últimos momentos de vida.
Algunos expertos afirmaron que los cuerpos estaban desnudos, maniatados y con los ojos vendados. También tenían vendas y apósitos empapados de medicamento, probablemente para curar las heridas, pero es imposible determinar si éstas existían antes de la descomposición de los cuerpos, ya que los cadáveres hallados eran esqueletos. Aunque casi todos los forenses coincidieron en que las muertes se produjeron por los disparos en la cabeza, uno de los médicos, Antonio Bru Brotons, que fue el primero que hizo la autopsia a los cadáveres, sostiene que las fracturas en los cráneos de Lasa y Zabala fueron producidas por fuertes golpes que les causaron la muerte.
Los expertos también discreparon a la hora de confirmar si las uñas de los cadáveres fueron arrancadas, como sostiene el fiscal, o si se les cayeron por efecto de la descomposición, como sostienen la mayoría de los forenses. Una forense afirmó que "es posible" que el testigo protegido "1964-S" se autolesionara, aunque no podía confirmar esta posibilidad. Por otra parte, cinco peritos expertos en acústica no pudieron aclarar en su declaración del pasado jueves si el acusado Felipe Bayo había manipulado la grabación de una entrevista inculpatoria, aunque confirmaron que es posible hacerlo con cierta facilidad.
[8-3-2000]