LA IMAGEN DE LA SEMANA
Enfermedad del alma
Álvaro Abellán.-
La guerra es la gran enfermedad del hombre. La dolencia del alma a superar en el próximo siglo. Ni el sida, ni el cáncer: la guerra. Porque si las primeras atacan al cuerpo, la segunda corrompe el alma.
Quien se atreve a ver la guerra como algo esencial al hombre es porque confunde lo habitual con lo natural. Habitual ha sido la esclavitud, el colonialismo, la intolerancia, el racismo... males contra los que ha luchado el hombre durante siglos precisamente porque aquellas enfermedades sociales no eran "lo natural", lo que "debían ser". La guerra es una enfermedad de doble acción: primero mata y, luego, al que queda con vida, le deja marcas imborrables en el alma. Marcas que dañan el corazón en unos casos, que lo hacen insensible en otros, y que son semilla de violencia para los más tiernos. Marcas que no mueren con una generación, que mellan a otra y a otra, y a otra...
Muchos bebés son uno con las armas antes de que tengan conciencia de para qué sirven. En EE.UU., los detectores de metales en los institutos son insuficientes para evitar que cada tres meses un colegio deba cerrar sus puertas y llorar varios muertos. En ese mismo país, ejemplo de progreso, un niño de unos 10 años ha atracado con una pistola semiautomática un banco en Seattle. ¡Qué avanzados son los americanos!
La guerra es la enfermedad del pasado, del presente y del futuro, porque nadie ha tenido el valor de verla como una terrible dolencia del alma. Porque el mundo no ha adquirido la madurez suficiente para afrontarla, como tardó en ser capaz de enfrentarse a la esclavitud. Espero que en el próximo siglo el hombre, al menos el europeo, adquiera esa madurez y venza la batalla contra la guerra. Lo espero, no por una ilusión vacía ante un cambio de dígito, sino por las críticas que recibió la OTAN en la guerra de Kosovo, o Rusia en la de Chechenia. Porque la sociedad gritó que no quería más muertos, no sólo entre las filas aliadas, sino entre la misma población serbia. Algo impensable hace sólo 20 años.
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