| Sociedad | La Semana que vivimos - Del 28 de junio al 4 de julio de 1999 - Número 117 |
José Antonio López Durio.- Como cada año por estas fechas, dos semanas después del comienzo del verano, se empiezan a suceder los incendios forestales. En esta ocasión, la serranía onubense ha sido el escenario de una pesadilla que duró 46 horas. El fuego tardó dos días y medio en ser controlado. Más de 200 personas, tres helicópteros y aviones, así como 23 autobombas y seis tractores consiguieron sofocarlo. Sin embargo, tres especialistas de extinción y su capataz - todos ellos integrantes de un retén del Plan Infoca de la Junta de Andalucía - fueron encontrados carbonizados dentro de una cabaña, cuando participaban en esas tareas encaminadas a apagar las llamas, que finalmente acabaron con más de trescientas hectáreas de pinos, alcornoques, castaños y matorral.
La rápida propagación de las llamas obligó, como medida preventiva, al desalojo de más de doscientos vecinos de la zona. La localidad de Valverde del Camino decretó un luto oficial de cuatro días, en homenaje a sus bomberos fallecidos. Las víctimas mortales fueron enterradas en su pueblo natal, acompañadas por unas 5.000 personas. Estos cuatro expertos forestales eran fijos discontinuos del Infoca desde 1992 y superaron todas las pruebas médicas y físicas que se realizan cada año.
Se ha abierto una investigación oficial para determinar las causas del suceso que se produjo en el término municipal de Alájar (Huelva), aunque el director general del Plan Infoca, y el consejero de Medio Ambiente, José Luis Blanco, no descartan que el fuego fuera intencionado o bien se debiera a una negligencia. Los ingenieros forestales advierten de que con los actuales medios humanos sólo sería posible controlar 30 incendios simultáneos en España, pero no los 100 que el año pasado se produjeron al mismo tiempo en Orense. También alertan de que estamos en uno de los años más secos del siglo y que es necesario más personal para apaciguar los fuegos que se produzcan. El año pasado ardieron en la Península más de 127.000 hectáreas.
[30-6-99]
Patricia García Serrano.- Un teleférico con 20 personas a bordo se precipitó al vacío cuando sólo había recorrido 500 metros de un trayecto de 2’5 kilómetros. La catástrofe costó la vida a todos sus ocupantes. El suceso tuvo lugar en los Alpes franceses. La cabina, de uso restringido para los científicos de un observatorio, partió de la meseta de Bure con destino al Centro de Investigación en la cumbre. A 500 metros de la salida, el teleférico cayó al vacío desde una altura de 80 metros.
En los últimos 40 años nunca se había producido en Francia un accidente tan grave, de estas características. El teleférico se puso en marcha en 1981, destinado exclusivamente al transporte de los 25 científicos, 75 ingenieros, 15 administrativos y los empleados de la limpieza que trabajan en el observatorio. El teleférico siniestrado pasaba por supervisiones muy rigurosas, al igual que todos los que se usan con fines turísticos. Todas las semanas o después de una falta de uso prolongado se realiza un control a los componentes importantes del teleférico: la estación motriz, los soportes intermedios, las poleas y los motores. La última revisión se efectuó a lo largo de 1998.
Aún no se sabe la causa exacta que produjo la catástrofe. La Justicia francesa ha abierto una investigación por homicidio culposo y se revisarán los registros de inspecciones realizadas al teleférico para poder descubrir la causa del accidente mortal. El suceso ha conmocionado a los vecinos de la villa francesa de Saint-Etienne-en-Dèvoluy. El alcalde de esta localidad, Jean-Marie Bernard, ha manifestado sus deseos de aclarar los motivos del siniestro: "Debemos aclarar lo que ha pasado, estamos obligados a darles una explicación a las 20 familias que hoy están de luto".
El observatorio de Bure es un centro especializado y reconocido internacionalmente, con una instalación de cinco telescopios de 15 metros de diámetro cada uno, situado en un lugar donde al aire puro y seco favorece la investigación del espacio. Durante este verano, está previsto que un ingeniero español trabaje en él.
[4-6-99]
Javier Bragado.- Como cada año, miles de españoles se desplazan los primeros días de julio hacia su lugar de vacaciones. En total, según cálculos de la Dirección General de Tráfico (DGT), durante este periodo se han producido tres millones de desplazamientos, la mayoría el día 1 de julio, fecha en que comenzó la Operación Salida.
El pasado jueves, fallecieron doce personas, nueve resultaron heridas graves y otras siete, heridas leves. Esto supone un aumento de un 25% respecto al año pasado en las mismas fechas. El director general de la DGT, Muñoz Repiso, ha asegurado que este incremento de la siniestralidad se debe al crecimiento de la circulación (más de un millón más de coches respecto al año pasado) en las carreteras españolas "que en algunos tramos ha aumentado hasta el 25%". En cambio, los atascos se han limitado sólo a los dos primeros días (vísperas de fin de semana), mientras que a partir de la tarde del pasado viernes no se registró ninguna retención importante.
Los itinerarios más conflictivos fueron los empleados por vehículos procedentes de Portugal y el norte de África, que se dirigen a Europa atravesando la península Ibérica. Además, este año se ha sumado la coincidencia del último año Xacobeo del Siglo, con el correspondiente aumento de la circulación de automóviles en las rutas xacobeas, así como de los peregrinos que a pie, en bicicleta y a caballo intentan conseguir el jubileo.
La DGT ha intensificado sus medidas: controles de alcoholemia y velocidad (265 vehículos con radar y alrededor de 4.000 alcoholímetros) y 400 kilómetros de carriles adicionales para facilitar las salidas de las grandes ciudades. La DGT ha aprovechado estas fechas para incorporar un nuevo tipo de radar, ya que el exceso de velocidad fue la principal causa de accidentes de circulación el año pasado. Se trata de una cámara fotográfica situada sobre un trípode que registra el vehículo infractor, la velocidad exacta a la que circula y otros detalles. Se han colocado 14 cinemómetros (medidores de movimiento) en aquellos tramos de carretera donde no se disponía de un lugar adecuado para el aparcamiento y la vigilancia. Algunas asociaciones de conductores se han quejado de que estos radares no estén señalizados porque consideran que vulneran el derecho a la intimidad.
[1-7-99]
José Antonio López Durio.- La isla de Mallorca, Alicante y Cádiz han sido testigos mudos de la presencia de la "dama de negro" en traje de baño. Esta señorita ha arrancado la vida a cinco niños de entre dos y once años. El último fin de semana de junio se ha vestido de luto en el agua. Los chavales se ahogaron en sendas piscinas. Por otra parte, un grupo de bañistas rescató a un hombre suizo de 72 años que pereció en una playa al norte de Mallorca.
Los escenarios de las tragedias son variopintos: domicilios familiares, las piscinas de los hoteles, parques acuáticos, e incluso una piscina desmontable instalada en una casa particular. Las principales causas de los fallecimientos son desvanecimientos - que pueden ser provocados por diversos motivos, por ejemplo, una diferencia de temperatura entre el cuerpo y el agua - y las paradas respiratorias. Los responsables sanitarios señalan como "muy importante" determinar el tiempo transcurrido desde que se sufre el desvanecimiento y se hunde, hasta que rescatan el cuerpo del ahogado.
Pero la muerte no sólo deja huella en la familia de la víctima. También se puede dar el caso de una paraplejia o tetraplejia (parálisis de las extremidades superiores e inferiores). Las zambullidas provocan al año en España entre 40 y 50 tetraplejias. Las lesiones medulares por tirarse al agua se suelen producir por flexiones forzadas al impactar la cabeza contra el fondo o contra algún obstáculo no previsto por el bañista (piedras, ramas, troncos de árboles y escasa profundidad de las aguas).
Por ello, los responsables del Hospital Nacional de Parapléjicos han hecho una serie de recomendaciones para antes de lanzarse al agua, sobre todo en zonas de baño desconocidas, como asegurarse de la profundidad del lugar en relación a la estatura del bañista y a la altura desde la que uno se lanza. Además, y antes de sumergirse de cabeza, es preferible hacerlo de pie o irse introduciendo poco a poco en el agua, sobre todo en lugares desconocidos. Si se hace de cabeza hay que hacerlo de forma correcta, protegiendo ésta extendiendo los brazos en paralelo al cuerpo.
[27-6-99]