Opinión  La Semana que vivimos - Del 28 de junio al 4 de julio de 1999 - Número 117  

- ALBERTO ESCALANTE: Los resquicios de la democracia
- ALPACHYNO: Por imperativo legal
- ANTONIO BURGOS: Fábula electoral de José Tomás
- ÁLVARO ABELLÁN: Llega el Apocalipsis

Los resquicios de la democracia

Alberto Escalante.- Democráticamente hablando, nada podemos objetar de la presencia de más de treinta presos de ETA en las instituciones de Euskadi. Con la ley en la mano, es una simple traducción de la voluntad de una serie importante de ciudadanos que han escogido como representantes a los que son capaces de matar a sangre fría. Pero lo grave es eso. Si José Luis Barrios y todos sus compañeros están sentados en esos sillones es porque en Euskadi y en Navarra hay mucha gente que así lo quiere.
Eso refleja una situación que no podemos obviar. Igual que analizamos el crecimiento de un partido o el descenso de otro en cualquier ciudad de España, igual que achacamos eso a un sentir popular, a la voz del pueblo, del mismo modo tenemos que escuchar el mensaje que nos envían aquellos que metieron en un sobre las papeletas que tenían impresas las siglas de Euskal Herritarrok. ¿Porqué les votan? Esa debe ser la pregunta y no ¿porqué están en el Parlamento? La respuesta, a mi modo de ver es simple: les votan por que están de acuerdo con sus planteamientos y con sus actos. Y punto.
Bueno, y punto no. Eso es preocupante, pues significa que en Euskadi aún hay gente que no quiere la paz que reclama casi toda España. Hay gente que quiere esa paz, pero bajo las condiciones que imponen las pistolas. Y todo eso se manifiesta en las instituciones democráticas. Aznar dijo que prefiere eso a que empuñen un arma. Por descontado que suscribo esta frase, pero yo la matizaría. Prefiero que ocupen los escaños, pero cuando hayan abandonado definitivamente la vía terrorista. El pueblo les votará como pueden votar a cualquier otro, pero mientras no sea así, mientras sus manos y sus camisetas reivindicativas estén manchadas de sangre inocente, no quiero que estén en un Parlamento. Por supuesto tampoco quiero que asesinen.


Por imperativo legal

Alpachyno.- Cada partido político tiene su coletilla. Por ejemplo, el PP de Aznar pasará a la historia por el archiconocido "España va bien" y el anquilosado "Vayase señor González". Mientras, el PSOE se hizo famoso en su época por el uso abusivo de "por consiguiente". Pujol también tiene su comentario particular: "30% para Cataluña", aunque dentro de poco querrá que sea ya un 60%.
Pero la frase de moda en estos últimos días es la de los miembros de HB y de Euskal Herritarrok. Ellos juran siempre "por imperativo legal". Lo mejor de todo es que el PNV es tan poco original que ha copiado el eslogan a los terroristas del País Vasco. Ahora, algunos de sus políticos también aseveran "por imperativo legal". Es decir, "por decreto ley", tal y como se dice en mi casa cuando alguien se opone a hacer algo.
Pero el problema no es la frase en sí, de por sí contradictoria. En realidad, los políticos se quejan de que un asesino como José Luis Barrios pueda ocupar el sillón de una institución española. A buenas horas mangas verdes. Más les hubiera valido hacer algo productivo durante cuatro años para que legalmente no pudiera hacerlo. Han tenido tiempo para cambiar las leyes e impedir que un etarra ocupe un cargo público. Realmente, no hay derecho a ello.
Especialmente si cumple una pena de 60 años de cárcel y ni siquiera se muestra arrepentido por el crimen cometido. Recuerden, José Luis Barrios asesinó a Alberto Jiménez Becerril en Sevilla y remató a su esposa cuando ésta yacía de rodillas en el suelo llorando sobre el cadáver de su marido. Barrios no tenía escrúpulos. Y ahora, tampoco demuestra tenerlos. Por eso, la democracia tiene estas contradicciones. Pero se podrían haber impedido si alguien hubiera trabajado para evitarlo.


Fábula electoral de José Tomás

Antonio Burgos.- José Tomás está en el momento dorado de las figuras que tomaron la alternativa sin bache. Le sirven todos los toros, triunfa todos los días. Estas salidas por la puerta grande las consigue Tomás porque las plazas se rigen por el reglamento taurino. Si en las plazas rigiera la ley electoral, hubieran sacado por la puerta grande al toro "Avispado" la tarde que mató a Paquirri en Pozoblanco. No lo vean tan insólito. Lo del asesino Barrios en el parlamento navarro viene a ser así.
Porque la constitución de ayuntamientos es como si en una tarde cualquiera, José Tomás hubiera cortado las habituales dos orejas en un toro y silencio en el otro. Y Rivera Ordóñez y "El Juli", hubieran dado cada uno una vuelta al ruedo en sus dos toros. Pero que no saliera a hombros por la puerta grande José Tomás, a pesar de haber cortado las dos orejas. La ley electoral municipal es como si en los toros, para salir por la puerta grande, no se contaran las orejas, sino la suma de trofeos al mogollón, y saliera a hombros quien más sumara. Y en nuestra fábula, como se sumaban las dos vueltas al ruedo de El Juli, más las dos de Rivera, pues eran cuatro trofeos, frente a los dos apéndices de Tomás. Y quien salía a hombros, por ejemplo, era Rivera, después de haber pactado con El Juli concederle a cambio el ligue con todas las chavalas que se acercaran a pedirle autógrafos en el hotel. Por taurina, la fábula quizá pueda parecer descabellada. Pero es exactamente lo que ha ocurrido en muchos ayuntamientos. Incluso, ha habido una señorita torera que ha salido por la puerta grande del coso cordobés de los Califas sin dar una sola vuelta al ruedo.
Publicado también en EL MUNDO, Tres a Raya: 4-7-1999.

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Llega el Apocalipsis

Álvaro Abellán.- "El año mil novecientos noventa y nueve, séptimo mes, del cielo vendrá el gran Rey del terror". Es decir, que - según estas palabras de Nostradamus - el fin del mundo está al caer. Michel de Notredame, Nostradamus, (1503-1566) es el visionario más célebre de todos los tiempos. Según los intérpretes de sus Centurias Astrológicas, muchas de sus profecías se han cumplido: la caída del muro de Berlín, la fecha del inicio de la Revolución Francesa o el primer paso del hombre en la Luna.

Sin embargo, ninguno de los intérpretes parece capaz de decir cómo será la llegada de ese "Rey del terror". Al menos a priori. Para algunos, será el fin del mundo debido a una gran guerra; para otros, será la llegada del Apocalipsis; y hay incluso quien dice que será el eclipse de sol, ya que a este fenómeno en la Edad Media se le llamaba "terror del cielo". Es decir que, pase lo que pase, - eclipse, guerra o cataclismo - la profecía se cumplirá.

La hora, no la sabe nadie. El día, según distintos intérpretes, oscila entre el domingo 4 de julio y el 11 de agosto de este año. Quizá debería llamar a mis familiares y amigos y decirles que les quiero. O a aquel compañero con el que llevo años sin hablar por culpa de una estupidez ya olvidada. Quizá nadie llegará a leer este artículo. Sin embargo, aquí sigo, escribiendo como si nada. Igual que, desesperados aparte, supongo que haréis todos vosotros. Unos por escepticismo, otros por pasotismo y los menos - aunque los más afortunados - porque, conscientes de ese Apocalipsis, hacen de su vida en todo momento lo que debe ser.

Porque, aunque desconozcamos la fecha exacta, todos sabemos que tal vez mañana o, con suerte, dentro de muchos años, llegará el fin del mundo o, al menos, de nuestras vidas. Cuenta una antigua anécdota que a san Agustín, cuando era niño, le preguntaron: "¿qué harías si supieras que esta noche se acaba el mundo?" a lo que el santo respondió "seguiría jugando". Aquella aseveración, más que la contestación valentona de un niño inconsciente, era la respuesta natural de una conciencia tranquila. La conciencia de quien vive cumpliendo con su deber. Del niño que juega. Del maestro que enseña. De quien ha sido coherente consigo, afrontado con valor sus problemas y luchado por aclarar los puntos negros en el preciso momento en que surgían.

Sólo esos pocos pueden afrontar, con la conciencia y la calma del niño san Agustín, su Apocalipsis particular.


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Última actualización: Domingo, 4 de julio de 1999