Opinión  La Semana que vivimos - Del 9 al 15 de noviembre de 1998 - Número 84  


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DEBATE: ¿Aprobaría un ataque de Estados Unidos sobre Irak?


Aznar y la escoba soluciona problemas

Alpachyno.- José María Aznar ha descubierto por fin que el discurso "España va bien" no gana elecciones. No señor. Las gana un gobierno trabajador, afable, que represente al ciudadano y que defienda sus intereses. Por eso, y con la intención de adelantar los comicios a cualquier domingo de estos, Aznar ha comenzado a barrer la casa de suciedad y de polvo amenazante.
Primero cogió la escoba y limpió la entrada de La Moncloa. Cambió ese felpudo modelo Miguel Ángel Rodríguez que en vez de dar los buenos días respondía con patadas en las nalgas. A cambio, colocó a un ministro casi desconocido, que nunca salía en los periódicos, y le nombró portavoz del Gobierno para que ejerciera sus dotes diplomáticas con Arzalluz, Pujol y compañía.
Después, se colgó el delantal y pasó el aspirador en el despacho de Álvarez Casos. Y como encontró tanta porquería dentro, pensó: "yo a este no le aguanto aquí otros cuatro años". Le apartó de las negociaciones con ETA y le dejó fuera de la organización del Congreso que prepara el Partido Popular para principios de año. Le ha devuelto el despacho tan limpio que le ha dejado sin tareas. A ver si así, prepara las maletas de aquí a la próxima legislatura.
Y a continuación reflexionó el presidente: "me he quitado a Rodríguez, al que todos tildaban de extremista y mal educado; estoy dando el finiquito a Cascos, a quien el PSOE asemeja con la cara de un bulldog; ya sólo me falta despedir a López Amor, al que le concedí el puesto por amiguete". Dicho y hecho. José María Aznar se coloca la cofia en la cabeza y deja el ente público reluciente, como el mayordomo del anuncio.
Cuando termine el diálogo con la banda armada, pasará la prueba del algodón. Si para entonces, los resultados pronostican una victoria cómoda en las urnas, Aznar se quitará el delantal, la cofia y aparcará en el trastero la escoba para convocar las elecciones. En ellas, repetirá a buen seguro esa frase que le llevó a la presidencia. Y si el electorado no lo impide, pasará otros cuatro años en La Moncloa repitiendo que "España va bien" y con la escoba preparada, por si acaso.


Lo del tiempo parcial es total

Antonio Burgos.- Lo del contrato a tiempo parcial es total. Ahora es cuando a España no la conoce ni la madre que la parió, y no cuando Guerrita roneaba de revolucionario con un traje de pana de diseño. Ni a soñar que nos hubiéramos echado hubiésemos podido creer que se iba a acabar el terrorismo de la ETA, y se ha terminado, primer año triunfal de la tregua. Dichos hace cinco años, los indicadores económicos hubieran parecido de economía-ficción.
Aznar no solamente está centrando a España, sino tirando a gol. Vean lo del tiempo parcial. A los que se llamaban de izquierda, los empresarios les comían en la mano y se repartían todos el botín de la Cultura del Pelotazo. No sé si se han fijado, pero España, automáticamente, ha dejado de producir Marios Condes, Javieres de la Rosa. No existen, o si existen no se ven, empresarios paniaguados del sistema. Los empresarios más bien tienen encima un cabreo que no se aclaran, que Cuevas paga con Javier Arenas, dejándolo sin postre de la firma del acuerdo de empleo a tiempo parcial. Que es total, porque los que están encantados son los sindicatos, aquellos que a los de su misma madera les metieron tres cuñas, tres, en forma de huelgas generales.
Esto es precioso: los que hacen ahora huelgas de plumas caídas contra el gobierno de la derecha son los empresarios de Cuevas, mientras que Gutiérrez y Méndez forman el Club de la Escritura de Acuerdos y le regalan una Montblanc al ministro de Trabajo. Y por ahí fuera, en vez de llevarnos bien con los conservadores de Alemania, como González, los amiguitos son los laboristas de Gran Bretaña. Aznar está dejando a España que no la conoce ni Guerrita, la madre que lo parió...
Publicado también en EL MUNDO, Tres a Raya: 15-11-1998.


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Última actualización: Domingo, 15 de noviembre de 1998