Opinión  La Semana que vivimos - Del 5 al 11 de octubre de 1998 - Número 79  


Si no eres impasible y tienes una opinión para todo, este es tú rincón: El Rincón del Inquieto. En este apartado, todas las semanas te proponemos un tema sobre el que opinar. No importa si estas a favor o en contra. En este Rincón, todos los que somos como tú te escuchamos y estamos abiertos a tus opiniones, porque cada uno tenemos nuestro propio punto de vista, luego... ¿por qué no ponerlo en común con todos los que leemos "La Semana que vivimos"? Por que todos somos distintos y vemos las cosas de forma diferente... envíanos tu opinión a redaccion@lasemanaquevivimos.com junto a tu nombre, ciudad de residencia, edad y e-mail.

DEBATE: ¿A quién votaría en las próximas elecciones del País Vasco?


España ha muerto

Alpachyno.- No se asusten, señores. Esto es sólo lo que afirma mi profesor de Historia. Él asegura que ya no queda nada de este país, que la España en la que él nació murió hace tiempo. Mas no piensen que mi maestro es un falangista con nostalgia de Franco, más bien lo contrario. En realidad, aparenta ser un joven comunista que aprende todo en los libros. Yo, igual que ustedes, me quedé boquiabierto cuando pronunció tal epitafo: "España ha muerto". Y rápidamente pensé: "¿y yo sin enterarme? Me ponen un test de actualidad ahora mismito y suspendo ipso facto". La pregunta es: ¿y quien la ha matado, oiga?
Mi profesor calló en medio de la expectación creada como aquel que introduce un bloque de anuncios cuando más interesante está la película. No respondió, aunque quizá nos lo cuente algún día. Pero mientras llegue esa ocasión, yo no creo que España haya muerto, aunque hay quien quiere condenarla a la silla eléctrica. Sin embargo, esos mismos son los que promulgan en la calle el "amnistia" para todos los presos etarras que han asesinado a decenas de personas. Para matar a España, nos tendrían que haber pegado un tiro en la nuca a cada uno de nosotros.
El peligro reside en la voz, y en la mente hueca, de un grupo de chalados que gastan su tiempo ofreciendo a los periódicos centenares de titulares sonoros. Para un enano cabezón (en el sentido descriptivo de ambas palabras) no es que España haya muerto, es que España nunca ha existido. La que nosotros llamamos "piel de toro" siempre ha sido, según él, una comarca subordinada a Cataluña. Para otro, un poco más alto, pero igualmente de cabeza abultada (sólo estoy tratando de hacer un esbozo fisiológico, no sean mal pensados), para él digo, España es tan sólo el bigote de Aznar, la barba de Mayor Oreja y la cartera de Rodrigo Rato.
Con personajes como estos no me extraña que mi profesor ande por ahí diciendo que España ha muerto. Por fortuna, nadie viste todavía de luto y espero que nunca tengamos que hacerlo. Aunque, bien es cierto, que si el enanito y el abuelete cabezón consiguen en un futuro cambiar la Constitución, entonces sí que España habrá muerto, como dice mi catedrático de Historia. Ya no será esa España del 78 bendito en el que yo nací, sino otra España distinta, desarraigada y sometida a los intereses de individuos que no se sienten españoles, y quizá, ni siquiera vascos ni catalanes.


Menudo espectáculo

Nacho Abad.- Ha comenzado en el País Vasco lo que muchos medios de comunicación llaman la precampaña electoral (no termino de entender muy bien porque le ponen un prefijo. Es como cuando un atleta hace los ejercicios antes de una carrera. A eso le llaman precalentamiento. Osea el calentamiento que antecede al calentamiento propiamente dicho, lo cual, convendrán conmigo, es un atentado contra la lengua y contra la inteligencia). No hay que ser adivino para saber que los partidos políticos van a hablar principalmente de cómo conseguir que la tregua de ETA se convierta en definitiva: la PAZ.
Mucho tiene que cambiar el talante de los políticos de este país para que la campaña electoral no se convierta en una ida y venida de descalificaciones, insultos encubiertos (si el PP dice que el PNV quiere echar a los vascos no nacionalistas de Euskadi les está llamando dictadores, y, ¿qué dictador no es un cabrón malnacido?), réplicas y contraréplicas. Habrá quien piense que podemos disfrutar de un espectáculo gratuito cada vez que se celebran unas elecciones. Ojalá fuera así. En realidad hay mucho en juego: la PAZ, el paro (en Euskadi, el doble que en el resto de los países de la Unión Europea), la jornada laboral, los impuestos, etc.
Se puede observar entre risas, si se quiere, como el Presidente del PP en Euskadi, Carlos Iturgaiz, mira de reojillo los discursos que le han escrito para no confundirse y decir algo inapropiado (típico). Las carcajadas pueden aumentar cuando no coordina bien esos movimientos y se traba en la parte más importante del mensaje. Y también cuando levanta la cabeza y mira al público con cara de aplaudirme-por-favor-que-estoy-muuu-nervosio. La rigidez durante los discursos del candidato del PNV a Lendakari, Ibarretxe, también es de muchas risas. Sus asesores le han dicho que se estire y que no mueva las manos porque sus gestos son vagos, sin fuerza. Pero a Ibarretxe le cuesta y de vez en cuando vemos como levanta una mano con la que no se sabe muy bien que quiere hacer. El buen hacer lo ponen Anguita, González y Aznar (menudo pillín; cada vez que le aplauden no se emborracha de popularidad: baja la cabeza con humildad, pero en realidad está aprovechando para leer las notas que le han preparado).
Todo forma parte del circo de la campaña electoral. Lo que realmente es triste es que las propuestas positivas, los planes que deben tener los diferentes partidos para construir el País Vasco, no tienen casi hueco. Los políticos invierten la mayor parte del tiempo en descalificarse: menudas propuestas de futuro.

Si habrá paz es que hubo guerra

Antonio Burgos.- Pilatos, ante de coger un día la palangana y lavarse las manos, preguntó: "La verdad, ¿qué es la verdad?". Como en mi pueblo somos muy partidarios de Pilatos, que hasta se hizo aquí una Casa para venir a ver la Semana Santa, yo me pregunto: "Hablan todos de la paz.,.. Pero la paz, ¿qué es la paz?" ¿A qué llaman paz? Qué pena que no me dé ahora la gana de levantarme para mirar en el Diccionario de Citas quién fue el clásico que dijo: "Hicieron un cementerio con las víctimas y lo llamaron paz". ¿Qué significa en español (con perdón) la palabra "paz"? Eso sí se lo puedo decir a ustedes, porque Bill Gates ha sido tan amable que me ha metido el DRAE en esta pantalla, donde le doy a una tecla y leo: "Paz: situación y relación mutua de quienes no están en guerra. Pública tranquilidad y quietud de los Estados, en contraposición a la guerra o a la turbulencia. Tratado o convenio que se concuerda entre los gobernantes para poner fin a una guerra". ¿Cómo todos, de Aznar abajo, de Arzalluz a Iturgaiz, Ibarretxe, todos hablan de paz?
Soy tan torpe que no comprendo cómo se cae en esta trampa lingüística de la tregua. Si todos proclaman la necesidad de paz es que antes ha habido guerra en el País Vasco... ¿Usted ha visto por alguna parte que antes se dijera que estábamos en guerra, en la Guerra del Norte? Eso no lo decían ni los militares. Aunque haya paz, aquí de momento ya hemos perdido una guerra, que es la guerra de los nombres. A que le intenten quemar la casa a Gorka Landaburu y a que apaleen con los mástiles de la ikurriña a los cargos electos del PP le llamamos tregua. A que, cautivos por las fuerzas de Seguridad del Estado y derrotados por la presión popular de sus propios conciudadanos y de los del resto del Reino de España, hayan tenido que abandonar las armas de los asesinatos, le llamamos paz. Puede que haya paz. Lo deseo. Pero de momento hemos perdido la otra guerra. Todos hemos roto a hablar como los etarras.
Publicado también en EL MUNDO, Tres a Raya: 11-10-1998.


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Última actualización: Domingo, 11 de octubre de 1998