Opinión | La Semana que vivimos - Del 18 al 24 de diciembre de 2000 - Número 187 |
SIN CONCESIONES 1999 queda ya muy lejos. Pero mis oraciones persisten aquí cerca. Tanto, que son las mismas. Y, posiblemente, tampoco variarán al año que viene. Ni ETA ni EH están preparadas para abandonar la violencia. Nacieron con ella y con ella morirán. Resulta cómodo y barato. La extorsión del impuesto revolucionario sustenta a demasiadas familias etarras. No se trata únicamente de desarticular los comandos. También hay que destruir sus guaridas y sus respaldos, de todo tipo. Unos y otros son culpables en mayor o menor medida. El 2001 está a punto de comenzar. De nuevo, me siento frente al ordenador . Esbozo sobre la pantalla mis anhelos para el nuevo siglo. La conquista del espacio aún queda lejos. La Tierra tiene todavía problemas más graves que solucionar. Y uno de ellos reside en el País Vasco. Solventarlo es responsabilidad de todos. Algunos países de la Unión Europea por fin son conscientes de ello. Quieren luchar contra ETA a través de la Democracia y la Justicia. España ya no está sola. ETA sí. Millones de personas reclamamos la Paz. Y seguiremos gritándolo año tras año: en el 1999, en el 2000 y cuántos años haga falta.
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