Sociedad | La Semana que vivimos - Del 27 de dic-99 al 2 de enero de 2000 - Número 139 |
Javier Bragado.- Desde que hace 21 años el petrolero Amoco Cádiz vertiese 200.000 toneladas de crudo en el golfo de Vizcaya, los accidentes similares se han ido repitiendo. No obstante, a finales del año 1999 se han producido los dos de los accidentes más importantes. El 12 de diciembre el barco Erika se hundió con 12.000 toneladas de petróleo en el Canal de la Mancha y el pasado martes el barco Volganeft 248 se partió en dos con más toneladas de crudo. De esta forma, las aguas que bañan las costas de Europa por ambos puntos se han teñido de negro y la biodiversidad de las zonas ha entrado en peligro.
En Francia, los efectos del petróleo surgido del Erika se han acentuado por culpa del temporal que ha arrasado gran parte del continente. La marea negra ha afectado a más de 400 kilómetros de costa y a más de 13.000 aves marinas, mientras continúa desplazándose hacia el sur de Francia. Miles de voluntarios trabajan en las costas de la región de Bretaña -la más afectada por la marea negra- para paliar los daños. Sin embargo, los fuertes vientos -algunos con una velocidad superior a los 200 kilómetros por hora- y el intenso oleaje han ayudado a que se expanda más el petróleo, al mismo tiempo que han causado varias fugas en el barco hundido, que aún contenía otras 15.000 toneladas de petróleo. |