Opinión  La Semana que vivimos - Del 29 de septiembre al 5 de octubre de 1997 - Número 30  

Desfachatez: descaro y vergüenza

Nacho Abad.- La desfachatez de aciertos ex de la política española roza el límite de lo absurdo. En este caso, el protagonista ha sido Alfonso Guerra, que vuelve por sus fueros. Al estilo de las viejas glorias del rock and roll que ofrecen conciertos porque quieren recordar como suenen los aplausos del público, el Señor Guerra subió al escenario el pasado domingo 28 para hacer lo que más le gusta: "despotricar". "Vine a anunciaros que me iba" dijo entonces Guerra. "Ahora vengo a deciros que me quedo porque hay mucha tarea por hacer". Se refería a combatir al Partido Popular. Atención, suenan trompetas y fanfarrias, ha resurgido cual Ave Fénix de sus cenizas el "redentor de España". El látigo de corruptos. El caballero andante que luchara contra la sombra de la dictadura que planea sobre el país.
Todos estos adjetivos no son gratuitos. Y es que el Señor Guerra dijo el mismo día que "el Gobierno de Aznar tiene la legitimidad de origen pero la ha perdido por el carácter totalitario y autoritario con el que ejercen el poder. Son los hijos y los nietos de la dictadura los que ahora gobiernan" proclamó el caballero Alfonso y para hacer creíbles sus palabras invitó a los congregados a recordar los apellidos de los que se sientan en el parlamento. Los descendientes de Fernández Miranda, los Arias Salgado, los Aznar. Son los hijos de familias que impidieron la libertad.
Pensaba que estabamos a las puertas del Siglo XXI. Pero debo estar confunfido. Vivimos en la edad media y todavía funciona el sistema estamental. Los hijos de los siervos cuando nacen son siervos. No pueden cambiar. El Señor Guerra siguió este mismo razonamiento para decir que los hijos de las familias que estuvieron junto a Franco son iguales que ellos. Si siguiésemos este absurdo y oportunista sistema de raciocinio pero a la inversa, y por poner un ejemplo: como Roldán es un delincuente, también debió de serlo su padre y también lo será su hijo. ¿Por qué no le meten ya en la cárcel? Podría responderme a esta pregunta, Señor Guerra.
Entra dentro del campo de la lógica que el PSOE y el PP estén enfrentados. Entra dentro de la lógica que el PSOE acuse al Gobierno de intentar controlar los medios de comunicación. También es legítimo que el Gobierno lo niegue. Pero lo que no es legítimo, ni elegante, ni serio es hacer proclamas del tipo de las que Alfonso Guerra ha hecho el pasado fin de semana. Desgraciadamente en la política al Señor Guerra le queda mucho por enredar.
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El Fin y los Medios: Boda Real en BCN

Antonio Burgos.- Barcelona, 2; Sevilla, 1. TVE.
Mis paisanos me pueden matar y correrme a gorrazos por la calle Sierpes e incluso por todo el itinerario recorrido aquel día de marzo por la carretela de Doña Elena. Pero tengo que reconocer que si Barcelona ha sido el escenario de la segunda boda de una Infanta de España en el juancarlismo y Sevilla fue el escenario de la primera, ambos números nos sirven de marcador de regios casorios de la Corona, que queda establecido así: Barcelona, 2; Sevilla, 1. Barcelona le gana al Betis sevillano las Copas del Rey y las copas de las bodas de sus augustas hijas. Tan bien ha resultado la boda de Urdangarín, que no sólo ha terminado siendo la boda de Doña Cristina, sino que creo que hasta van a jugar la Copa de Europa de las Bodas Reales, la Copa de Campeones de Empujones a las Monarquías tras el petardo de la Casa de Windsor.
La comparación hay que hacerla no sólo en el espacio, sino también en el tiempo. No se olvide que Diana pasó por aquí, por las coronas europeas. Sin el entierro de Diana no se entiende el exitazo de crítica y publico de la boda de Barcelona. No sé si se fijaron, pero hasta el interior de la Catedral de BCN aparecía un pelín disfrazada de Westminster. Sólo faltaban las pantallitas del coro. Y el entierro de Diana ha pasado, como un vendaval, por las Monarquías europeas. A Sevilla mandaron segundones de las casas. A BCN estaban todos los reyes de la Unión Europea, a pie de obra, ganándose el sueldo, porque han aprendido a saber que los pueblos no perdonan cuando las personas reales no cumplen, se resfrían y pierden el olfato de por dónde van los vientos de la voluntad popular. En BCN había 40 casas reales. En Sevilla, el sultán de Brunei era lo más regio que podía sacarse en la tele. Cierto que, a efectos de la ceremonia sacramental, las ciudades fueron un pretexto. Catedral de SVQ o Catedral de BCN, da lo mismo. Un plató, porque el verdadero templo era la pantalla de televisión. A Doña Cristina no la casó monseñor Carles. A Doña Cristina, como a Doña Elena, la casó Pilar Miró, sacerdotisa mediática que ha inventado un nuevo rito litúrgico. Igual que hay rito mozárabe y rito isidoriano, hay rito de TVE. Rito tan importante que logra, por ejemplo, hechos tan insólitos como que Ana Botella no asista con un traje sin mangas, sino con suplemento de caderas a babor y estribor de popa.

La Real Casa de Urdangarín. ABC
Ni la de Hohenzollern-Sigmaringen, aquella que los castizos, cuando España buscaba Rey en el XIX, la traducían como "ole, ole, si me eligen". Ni la de Sajonia-Coburgo-Gotha. Ni la de Windsor, liquidación por derribo. Ni la de Grimaldi, que es lo menos que se despacha en Casa Real. Les aseguro a ustedes que la mejor Casa Real, aquélla cuyos miembros mejor imagen televisiva daban en la ceremonia oficiada por monseñora Miró, la que mejor saludaba, la de los mejores fachones de las señoras, la de las pamelas mejor llevadas, la de los chaqués mejor puestos, era la Casa Real de Urdangarín. Miren ustedes: yo la tenía tomada con el muchachito de la pelotita y el chándal. Pero en cuanto que vi bajar del coche a su señora madre, a doña Claire Liebaert, con mucho más aspecto de Reina que la propia Doña Sofía, y a su hijo saludando a la gente que mantiene las Monarquías mucho mejor que el propio Príncipe de Asturias, con más soltura, estilito y agrado, ¿qué quieren que les diga? Con el ardor y el fervor del neoconverso, digo que la mejor Casa Real presente en BCN fue la muy noble, muy leal y muy heroica casa de Urdangarín. Los Marichalar y los Urdangarín, ésa es la comparación cruel, no BCN y SVQ. Ni una reina de casa reinante con miles de kilómetros de protocolo aparta el brazo de su hijo para que se lo dé como manda el protocolo, cual hizo doña Claire en el paseíllo hacia la catedral, sin variar ni la mirada ni la sonrisa. Pocas casas reinantes tienen una batería de princesas con el estilo y le elegancia de esas urdangarinas puestas en los sitiales de honor del presbiterio. En cuanto a don Juan María Urdangarín Berriochoa, puede Arzalluz decir misa si quiere, que nadie se acordaba de él, éste sí que sabe marcar distancias.
Estoy viendo ahora a Iñaki I saludar, vestir el cargo y el chaqué, aguantar emociones de aurreskus y Vírgenes de la Merced y me acuerdo de Joselito el Gallo. A Joselito le preguntaron por los duques de Alba y dijo: "Mi casa y la de Alba se han llevado siempre muy bien". Iñaki I de Cataluña y V de España puede decir: "Mi casa y la de Borbón siempre se han llevado muy bien". Ahora se explica que don Juan María dijera que para la Casa de Urdangarín ésta era una boda más. Yo, ¿qué quieren que les diga?, como España entera, he sentado plaza de urdangarinista militante y me voy a tener que comer los papeles que escribí de su chándal.

La "Barcelona Conection" de la Monarquía. ANTENA 3
Dos por el precio de uno. No sólo ha salido redonda la Operación Autonomías (una Infanta inmigrante se casa en BCN con un vasco y corona el espíritu la Constitución), sino que el empujón que le han dado a la Monarquía los dos muchachos ha sido menudo... Podemos estar tranquilos. Si aquí, Dios no lo quiera, hay algún día una hecatombe como en Inglaterra, ya tememos quién pueda salvar a la Corona. La "Barcelona Conection" que la Corona ha inaugurado con Doña Cristina e Iñaki es de las que caben pocas en el siglo. ¿No decían que iba a estar frío el ambiente, que los catalanes no saben aplaudir? Serían andaluces de la novena provincia de Cornellá y Hospitalet, pero a Doña Cristina la llamaban "guapa", y gritaban como locos ante un rey moro mismo. vestido como para la cabalgata del 6 de enero... Y del clamor de Paseo de Gracia y de Diagonal, ni hablo. Con ese coche que se mantuvo descubierto toda la Diagonal hasta Pedralbes se han descubierto muchas cosas. Que el espíritu de Diana pasó por aquí, y que a la gente les encanta el tirón popular de las personas reales que lo tienen. La de horas que Doña Cristina ha echado en Barcelona han demostrado que puede cobrar trienios en su particular convenio colectivo con el pueblo, y nada digo de la popularidad de Urdangarín. Es más alto que el Príncipe de Asturias, más rubio que el Príncipe de Asturias, con los ojos más azules que el Príncipe de Asturias, saluda mejor que el Príncipe de Asturias y no tenemos que buscarle novia como al Príncipe de Asturias, porque él solito la ha encontrado.
Cuando, terminada la boda, se subieron en el Rolls de Franco y llegaron los caballos de la Guardia Real, pensé que íbamos a recordar al represor de la cultura catalana, y a echar en falta a la Guardia Mora. Los dos chavales pudieron hasta con el recuerdo de Franco que. lagarto, lagarto, alienta en los orígenes de esta Monarquía juancarlista que se olvidó del Conde de Barcelona en la boda de BCN. Si mañana hacen una encuesta sobre popularidad de la Monarquía, los altos índices de aceptación no habrá que apuntárselos a la mala cara que tenía el Rey en la ceremonia, sino a la Infanta de... la Casa de Urdangarín. Llegó a la Catedral Don Felipe de Borbón, y la gente empezó a gritar "¡Felipe, Felipe...!". Algo estaba pasando con la "Barcelona Conection". Que en la Barcelona del 11 de septiembre aclamen a un Borbón que encima se llama Felipe, no me negarán que tiene mérito. Mérito que hay que apuntar a Doña Cristina y a Iñaki. Este 4 de octubre me ha parecido un 14 de abril al revés. Barcelona se acostó republicana, con butifarras de Pilar Rahola y banderas independentistas en la Sagrada Familia y se levantó monárquica gracias a esa señorita que trabaja en la Caixa...

La boda como hecho diferencial. LA VANGUARDIA
Las odiosas comparaciones han sido el topicazo más vomitivo de la boda. ¿BCN o SVQ? En Sevilla, era el tópico de los andaluces pintados por sí mismos, salve rociera, coches de caballos, "qué guapa eres, mi arma"... En BCN, ha sido el tópico de los catalanes pintados por sí mismos. Que les encanta la perpetuación de sus tópicos. Usted pone una boda real en Sevilla y es un asunto de España. Usted pone una boda real en Cataluña y se convierte inmediatamente en un hecho diferencial. Tópicos del hecho diferencial. Por ejemplo: como somos así, en Viladrau dejábamos a los novios tranquilos, disfrutando su intimidad. Como somos así, no tocamos las palmas como las tocaban en Sevilla. Como somos así, hacemos un recorrido largo, 7 kilómetros, porque esto es una gran ciudad. Como somos así, a la hora de la rumba, rumbita de la despedida de soltero tenemos que importar a los andaluces de "Siempre así". "Siempre así", buen lema para el hecho diferencial de la boda. Ah, y marchando una de tópico de la burguesía catalana. Pamelas frente a mantillas. Ni una sola mantilla. Ni la castiza Cayetana iba de mantilla. Si en Sevilla nada más que había aristocracia andaluza, en BCN sólo miembros de la burguesía catalana, la aristocracia del dinero y el Gotha de la buchaca. De Cayetana (de Alba) a Layetana (Vía). Aquí somos la sobriedad, la elegancia, el distanciamiento. En Sevilla, usted sabe, no hubo un solo empresario en la boda, todos latifundistas. Aquí, ahí tiene usted a nuestra aristocracia, a nuestra nobleza de góndola de supermercado, cuyos latifundios son las grandes superficies comerciales. A saber: ahí están el duque del Cola Cao, el duque de la Caixa, el duque del Gas Natural, el duque del Fomento del Trabajo; los condes de la Lavanda de Puig, de los Chaflanes de Núñez, de Fecsa y de los Radiadores Roca... Ahí, los marqueses de Cordorniú y de Freixenet, el vizconde de Torres (cosecha 94) y el barón del Titanlux. Sólo faltó la Princesa de Porcelanosa.
(ofrecido también en EL MUNDO, El fin y los medios: 5-10-97)


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Última actualización: Domingo, 5 de octubre de 1997